EL DON DE LA LIBERTAD PARA UN CRISTIANO NORCOREANO

El cristiano norcoreano refugiado, John Choi, responde a la pregunta: “¿Qué significa tener libertad para vivir una vida cristiana abiertamente?”. Él responde, que la pregunta lo lleva al centro de detención, dónde casi murió, hace 14 años. “Tenía solo 15 años en ese entonces, y fue encarcelado en China por intentar cruzar la frontera hacia Mongolia”, recuerda.

Choi, afirma que es difícil escribir sobre eso, pero que quiere que todos conozcan su realidad. Había 50 presos en la celda y eran obligados a permanecer sentados en el suelo, uno de espaldas al otro. "Un compañero de celda que estaba detrás de mí murió durante la noche, los carceleros vinieron y lo arrastraron como si fuera un animal muerto. Los prisioneros no son humanos en Corea del Norte". Choi aun comenta que como niño vio muchas muertas en la calle. Las personas se morían de hambre y eran echadas en la calle. "Pero la experiencia de ver a un prisionero morir, era nueva y chocante para mí. Estaba inmerso en miedo, miedo de la muerte, miedo de ser arrastrado como aquel preso". 

Experimentando libertad y democracia

"Fui liberado de la prisión después de casi morir torturado. Fue un milagro. Huí por segunda vez a China, pese a muchos obstáculos y peligros, llegué a Corea del Sur a salvo", comenta. Hoy Choi vive en Reino Unido, dónde estudia y trabaja en una sociedad democrática y libre. "En Corea del Norte, la libertad es solo un concepto, una idea. Aquí la libertad forma parte de mi vida diaria. Puedo ir a la iglesia sin ser arrestado, puedo leer la Biblia sin miedo a los espías. Puedo orar, cantar y adorar sabiendo que Dios y otros pueden me oír. No necesito tener miedo.

Choi celebra también la libertad de poderse expresar de la forma que desea. "En Corea del Norte, el gobierno decide todo por ti. Aquí, nosotros podemos encontrar y crear oportunidades. ¿Por qué estoy compartiendo eso? Porque ustedes necesitan saber de dónde vengo, para entender cómo valoro la libertad. Espero que ustedes entiendan el gran don de la libertad y de la democracia que ustedes recibieron. Dios me ha salvado de Corea del Norte y me dio el don de la libertad, y no voy a mantenerlo para mí mismo, concluye el cristiano.

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