"El coronavirus no puede detenernos"

Las fronteras cerradas, las aerolíneas que ajustan su funcionamiento, la caída de las bolsas de valores, los ciudadanos reclusos en sus hogares y las iglesias vacías son algunas de las realidades de los países donde Covid-19 ha llegado con toda su fuerza. ¿Es todo realmente un caos, o puede ser esta situación una bendición disfrazada? Es difícil creer que el sufrimiento de las familias que perdieron a sus seres queridos debido al coronavirus puede ser de bendición. Sin embargo, la Biblia nos invita a todos a mirar los eventos de este mundo desde un punto de vista eterno, a través de los ojos de Dios. ¿Esto nos lleva a reflexionar sobre estos eventos desde una perspectiva humana o divina? 

El pastor Huang Lei ha ejercido el desafío de percibir la acción de Dios a través del cambio. La iglesia que dirige está en Wuhan, un lugar en China que fue el epicentro del coronavirus. Los cristianos locales se vieron obligados a reunirse solo a través de Internet. Casi los 50 grupos de discipulado continúan operando en línea. Pero las reuniones que eran semanales ahora son diarias. “Estamos muy agradecidos por eso. Y escuchamos que nuestras personas mayores y discapacitadas están agradecidas con el Señor y están muy alentadas por esta oportunidad para reuniones en línea. Antes de eso, se sentían abandonados, quedándose solos en casa, como si estuvieran abandonados. Ahora aprecian la conexión entre hermanos más que nunca”, testifica.

Creciendo como comunidad de fe 

Los diáconos y otros líderes de la iglesia estaban ocupados con el trabajo e incluso actividades consideradas esenciales para el crecimiento de los hermanos, por lo que se reunían una vez al mes. Pero la situación actual requiere que estén en contacto, incluso si son virtuales, dos veces por semana. “Creo que esto nos está acercando más que nunca. Oramos, compartimos información y tomamos decisiones juntos. El coronavirus no puede detenernos”, declara el pastor Huang. 

En la ciudad, los pastores se reúnen dos veces por semana para orar y compartir información de las iglesias que cuidan. Este contacto les hizo querer conectarse con todos los líderes de las iglesias chinas. A pesar del enfoque virtual y emocional, el asesoramiento personal se vio afectado aún más. La forma que se encuentra para resolver el problema es capacitar a diáconos y líderes de grupos grandes. “Hoy en día, tiendo a exhortar y ministrar a los diáconos cada dos días, hablando con todos ellos a través de llamadas telefónicas y videos, para conocer su situación y alentarlos. Ellos hacen lo mismo con el liderazgo de los grupos”, explica. De esta manera, incluso los cristianos más jóvenes reciben apoyo y pastoreo. 

Todos los días hay nuevas predicaciones en las redes sociales y en el sitio web de la iglesia. “Es como si tuviéramos servicio dominical todos los días, además de predicar. Los hermanos están muy animados por esto. Ahora estamos predicando con un tema. Y lo determinamos dependiendo de la situación de la iglesia, de las necesidades de los hermanos y la situación de la epidemia”, dice. Estamos animando a los diáconos a que hagan sus propios videos de aliento espiritual y emocional para los hermanos. Por lo tanto, el brote de Covid-19 no redujo los momentos de comunión, incluso aumentó los períodos en que los cristianos perseguidos en China están en contacto para fortalecerse mutuamente.