Puertas Abiertas • 15 abr. 2021
"Sin el consuelo de Dios, me habría vuelto loca", dijo Nadia, antes de compartirnos su versículo favorito.
El 26 de mayo de 2017 un autobús fue atacado cuando Nadia y su familia se dirigían a un encuentro cristiano en Minya, Egipto. A los hombres que iban a bordo se les dio a elegir: convertirse al Islam o morir por Cristo. El incidente sucedió 40 días después del Domingo de Resurrección.
"Fue un viaje familiar", dijo Nadia. "Nuestros parientes que emigraron a Estados Unidos estaban visitando Egipto... No nos preocupaba en absoluto nuestra seguridad".
Hany, el hijo de Nadia, les acompañó. Con ellos estaban la hija de Nadia, Zoraida, su yerno, Sameh, y su nieto de 3 años.
"Vi algunos hombres con ropa militar, pero pensé que estaban allí para proteger el lugar", dijo Nadia. Pero fue todo lo contrario. Los hombres dispararon a las ruedas del autobús y se subieron.
Una elección difícil para la familia de Nadia
Imagen a la izquierda: Sameh de camisa azul. Imagen a la derecha: Nadia antes del ataque.
"Mi yerno [Sameh] estaba sentado en la parte delantera del autobús", recuerda Nadia. "Se dirigieron hacia él primero y le ordenaron que se convirtiera al Islam. Pero mi yerno mostró el tatuaje de la cruz en su muñeca y dijo: No, no lo haré. Soy cristiano. Entonces le dispararon".
Los terroristas le ordenaron a todos los hombres del autobús que se convirtieran, de lo contrario les quitarían la vida. Cuando se dirigieron a su hijo Hany, Nadia observó desde la parte trasera del autobús. Vio a Hany levantar la muñeca y escuchó sus últimas palabras: "No. Yo soy cristiano".
"En aquel momento pensé y deseé que mi hijo tomara una decisión diferente", dijo Nadia. "Y, por supuesto, como madre estoy terriblemente triste y enfadada por haber perdido a mi hijo... Pero estoy contenta de haber sido testigo de la fe que crié en él. Estoy orgullosa de que no negara a Cristo ni siquiera con su vida en peligro". "Tomó la decisión correcta", dijo. "Y eso ha sido un gran consuelo para mí".
Pero todo estaba lejos de terminar. Los terroristas se volvieron hacia la mujer, la insultaron y le quitaron todas sus joyas. Después le raptaron de los brazos a su nieto de 3 años. "Dijeron que lo matarían [a mi nieto] si las mujeres que estaban en el autobús no iban con ellos", dijo Nadia.
Poco tiempo después se acercó una camioneta. Los terroristas salieron del autobús rápidamente y se marcharon para llevar a cabo su segundo ataque. "Doy gracias a Dios por haber evitado que se llevaran a las niñas", dijo Nadia. "Los hombres habrían abusado de ellas terriblemente".
Fotos de los asesinados, en un edificio del pueblo de Beni Suef, donde vivían muchos de ellos.
Marco y Mina: "Vivos para contarlo"
En la camioneta iban Marco y Mina, dos adolescentes que vivían en un pequeño pueblo del sur de Egipto. Tenían 14 y 10 años. Los menores estaban acompañando a su padre, Ayad, a un monasterio donde trabajaba, pues el padre quería mostrarle a sus hijos lo que hacía. Pero Ayad nunca tuvo la oportunidad.
"Mi padre conducía [la camioneta], algunos de sus colegas iban con nosotros. De repente oímos gritos", dijo Mina. En el camino hacia el monasterio, vieron el autobús siendo atacado, y todos los hombres que se negaron a convertirse al Islam fueron fusilados. Antes de que pudieran darse la vuelta y huir, los terroristas bajaron del autobús y se dirigieron hacia la camioneta. Mina y su hermano se escondieron en el capó de la camioneta.
"Oímos cómo obligaban a nuestro padre a salir primero", dijo Mina. "El hombre gritó que tenía que declararse musulmán. Mi padre dijo que no lo haría y sin pensarlo 2 veces le dispararon".
Todos los compañeros de Ayad fueron obligados a bajar del camión uno a uno. Les hicieron la misma pregunta: convertirse al Islam o morir por Cristo. Como en el autobús, todos eligieron a Jesús por encima de su propia vida.
Cuando los terroristas encontraron a los menores de edad en la parte trasera del carro, estos demostraron estar llenos de miedo. Un hombre les disparó pero falló. Otro dijo: "No, déjalos que vivan para contarlo". Marco y Mina se quedaron entre los moribundos esperando por alguien que los sacara de ese lugar.
Marco y Mina, con su madre y su hermana.
"No sabíamos qué hacer", dijo Marco. "Queríamos pedir ayuda, pero no teníamos señal para hacer alguna llamada. Yo nunca había conducido, le dije a Mina que volviera a la camioneta para que pudiéramos encontrar un lugar donde llamar a mamá".
Marco apenas podía alcanzar los pedales, pero consiguió conducir hasta un lugar donde pudieran hacer una llamada. Luego condujeron de vuelta a su padre, que yacía en la carretera, todavía respiraba. "Ya no podía hablar", dijo Marco. "Pero movió el dedo, haciéndonos señas para que nos fuéramos. Pero no queríamos abandonarlo en ese estado".
Los menores intentaron subir a su padre a la camioneta, pero no eran lo suficientemente fuertes. "Coloque a mi padre sobre mi pecho". dijo Marco. "Pronto mi ropa se empapó de su sangre, pero no me importó". Poco después, Ayad murió.
Actualmente los hermanos viven con su madre y su hermana mayor. Hablan a menudo de lo ocurrido y ambos tienen pesadillas constantemente. "Mina es la que más me preocupa", dice su madre. "Se ha vuelto muy miedosa. Ya no se atreve a salir sola. Me temo que llevará esta herida por el resto de su vida".
Felices de morir por Cristo
Al menos 28 cristianos coptos murieron en los dos atentados del Día de la Ascensión. Los atentados fueron reivindicados por el Estado Islámico, que ha prometido convertir a los cristianos de Egipto en su próximo objetivo. Nadia sobrevivió al ataque del autobús, a pesar de haber sido alcanzada por una bala en el brazo.
"Sin el consuelo de Dios, me habría vuelto loca", dijo, antes de compartirnos su versículo favorito.
"No teman a los que matan el cuerpo, pero no pueden matar el alma. Teman más bien al que puede destruir alma y cuerpo en el infierno." Mateo 10:28
"Si algún día me encuentro con los atacantes de mi hijo y me matan por mi fe, sería feliz", dijo. "Porque entonces me reuniría con mi hijo en el cielo. Por ahora oro para que estos hombres sean tocados por Dios y cambien su forma de actuar".
Continúa orando por los cristianos cuando en el mes de Semana Santa. Ora por su protección y para que el miedo no les impida compartir el evangelio y seguir a Cristo. Levanta un clamor por Nadia, Marcos y Mina, para que el Señor consuele sus corazones y su fe sea fortalecida.
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