Puertas Abiertas • 23 oct. 2021
Precious sigue difundiendo el evangelio con sus vecinos incluso ante la persecución
Precious*, una cristiana ex musulmana, entregó su vida a Jesús en 1990, cuando estuvo a punto de quitarse la vida, creyendo que ya no tenía ningún propósito. Todo cambió cuando conoció a Cristo y se dio cuenta de que su verdadera vocación era servir a Dios en la región donde vive, en Filipinas.
Precious nació y creció en una familia islámica y pertenecía a una tribu musulmana reconocida por su valentía. Sabía que no podía revelar su fe en Jesús a los miembros de su familia, así que durante mucho tiempo mantuvo su fe oculta. Un día, su familia se enteró de la fe de la cristiana y la llamó traidora y "serpiente" por haberse convertido. Aunque la familia la persiguió verbalmente, Precious continuó compartiendo el evangelio con ellos y con otras personas de su comunidad.
Durante los últimos 31 años, Precious ha servido a Dios, compartiendo el evangelio con muchos. Sin embargo, no fue hasta hace poco que líderes islámicos practicantes de la sharia (un conjunto de leyes islámicas) se fijaron en ella. Descubrieron que Precious compartía sobre Jesús con la gente de la comunidad utilizando la Biblia en su lengua materna, y muchas personas comenzaron a seguir a Cristo a partir de la actitud de la cristiana.
Esta batalla no es mía
La noticia de que los líderes islámicos ya sabían que era cristiana y que compartía el evangelio le llegó a Precious a través de sus familiares: "Te aviso porque te amo", le dijo uno de sus parientes. Precious lleva más de diez años compartiendo el evangelio con este familiar, pero aún no ha aceptado a Cristo.
Precious sabe que en cualquier momento podría ser capturada por estos líderes y potencialmente ser ejecutada. Está tomando precauciones. Desde que ella y los cristianos de la zona se enteraron de las recientes amenazas, la noticia les ha afectado. Han dejado de reunirse para desviar las sospechas, ya que los cristianos de la zona corren peligro al ser descubiertos.
A pesar de la situación, Precious y otros seguidores de Jesús en Filipinas han cumplido las promesas de Dios. "Dios me llamó y no dejaré de compartir el evangelio. Esta batalla no es mía, esta batalla le pertenece al Señor", compartió la cristiana. Precious dice que se siente como David ante Goliat. Confía en que Dios está con ella y la guiará, y que lo que ocurra será la voluntad de Dios. Dice que la persecución es una fuente de alegría para ella, porque ve la mano de Dios actuando. Los socios locales de Puertas Abiertas se mantienen en contacto con la cristiana, orando con ella y animándola durante este tiempo.
*Nombre alterado por motivos de seguridad.
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