Puertas Abiertas • 9 may. 2015
Un cristiano secreto contó a Open Doors: ""Cuando recibo llamadas telefónicas del departamento de policía, sufro imaginando lo que Dios quiere decirme en esos momentos. Peligro y amenazas son paralizantes"". Amir* y Vahid*, cristianos en Asia Central, fueron detenidos por líderes musulmanes y en seguida, llevados para el departamento de policía después de participar de un evento comunitario de la localidad, que fue organizado junto con un colaborador local de Open Doors.
Después de 24 horas de detención, sin comida ni bebida, ambos fueron llevados para el tribunal. El caso contra ellos había sido tramado. ""Fuimos acusados de perturbar la paz pública. Dijeron que habíamos bebido y estábamos haciendo mucho alboroto. Ellos nos acusaron de incomodar a los vecinos"", relató Amir a un colaborador de Open Doors. Amir y Vahid fueron condenados a prisión, y el juez ni siquiera les informó cuanto tiempo se quedarían detenidos. Cuando entraron en la celda, uno de los guardias les dijo que no saldrían vivos de allí. La inseguridad y el miedo eran opresores. ""La falta de información era una tortura"", Vahid relató. ""Fue terrible estar en un lugar como ese, sin tener ninguna pista sobre el tiempo que pasaríamos allá. La celda era pequeña y hacía demasiado calor. Sin contar con los rostros furiosos de los compañeros de prisión que no nos daban una buena señal.""
Amir y Vahid pasaron los dos primeros días en constante oración. El segundo día por la tarde, recibieron su primera visita. Asiyah*, esposa de Vahid, ella les dijo que estuvo orando por ellos toda la noche. En la mañana siguiente, Dios le mostró a Asiyah un pasaje de la Biblia. Fue Apocalipsis 2.10, que dice: ""No temas en nada lo que vas a padecer. He aquí, el diablo echará a algunos de vosotros en la cárcel, para que seáis probados, y tendréis tribulación por diez días. Sé fiel hasta la muerte, y yo te daré la corona de la vida"".
""Al inicio, no creíamos que este pasaje tenía que ver con nosotros"", dijo Amir. ""Pero cuando más pensábamos en eso, más percibíamos que Dios nos estaba hablando a través de Asiyah sobre nuestro plazo en la prisión. Después de creer que esa revelación se refería a nosotros, comenzamos a hablar con coraje a los otros presos sobre Jesús. Sabíamos que en diez días seríamos sueltos de ese lugar, y que el resto de los prisioneros todavía precisaba oír el Evangelio.""?
Amir y Vahid pasaron diez días en la prisión. Durante las horas en el comedor, los paseos en el patio, los evangelistas conversaban con los prisioneros. El tiempo que estuvieron en la prisión, compartieron el Evangelio con 14 presos, de los cuales cuatro aceptaron a Cristo.
A pesar de que las circunstancias al inicio dejaron a Amir y Vahid en un estado de miedo, ellos consiguieron reconocer la voz de Dios. Dios estaba hablando con ellos todo el tiempo y les dio su promesa. ""A través de esta experiencia Dios nos mostró que es un Dios fiel y que nunca va a dejar o abandonar a sus hijos"", dijo Amir.
En sociedad con una organización cristiana local, Amir y Vahid continúan participando de proyectos de distribución de literatura cristiana en Asia Central, compartiendo con las personas su testimonio.
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