Puertas Abiertas • 15 jul. 2014
Cuando
Aunque ella estaba con miedo, Haik le decía: ""No debemos tener miedo. Debemos confiar en Dios"". Haik amaba a las personas, incluso sus vecinos musulmanes eran recibidos en su iglesia. Él estaba dispuesto a ir hasta las últimas consecuencias por causa de su fe y amor.
En una noche siniestra de 1994, Takoosh sabía que algo terrible había sucedido: Haik salió de casa para una misión de evangelización, pero no regresó. Al tomar conocimiento de que cuatro pastores iranís habían sido encontrados muertos por rehusarse a firmar una declaración oficial de que no evangelizarían a los musulmanes, Takoosh tuvo la convicción de que su esposo había sido asesinado.
""Yo solo sentía odio en mi corazón; odio por mis enemigos, por aquellos que habían asesinado a mi marido"", recuerda Takoosh. ""Yo oraba apenas con mis labios, de la boca para afuera: ‘Dios, me da las fuerzas necesarias para perdonar’, pero mientras oraba me veía lanzando estiércol a los asesinos de mi marido.""
""Un día un milagro sucedió. Dios me proporcionó las fuerzas para orar con mi corazón por aquellos que habían matado a Haik. Yo no estaba únicamente con mis labios, sino desde el fondo de mi corazón. Dios respondió a esta oración y comencé a perdonar a mis enemigos"".
Pedido de oración
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