Curando las heridas de la persecución

Cuando todo sucedió, Birtukan estaba embarazada de ocho meses y aún hoy ella no entiende porque Dios permitió esta situación. Dos de las viudas trajeron sus hijos mayores para que participen de la sesión de cura de traumas realizada por Open Doors.

En las sillas de lado estaban siete pastores de Etiopía. Muchos confesaron que no sabían cómo lidiar con el dolor de estas mujeres y tantas otras en la misma situación. Esta es una de las razones por la cual Open Doors incorporó programas de cura de traumas a su ministerio no solo en África Oriental, sino en todo lugar donde se hay cristianos perseguidos.

Jim y Rita Cunningham, del oeste de Canadá, fueron los instructores. Después de recibir un entrenamiento especial, la pareja vivenció y ministró dos veces en Sudán del Sur. Tanto Jim como Rita están convencidos de la cura, el perdón y la bendición que estas sesiones traen para la vida de las víctimas. Su tarea es compartir principios bíblicos que toquen el corazón, así como la mente de aquellos que participan del curso. Una viuda llamada Chaltu dijo: “Mi corazón encontró la esperanza a través de los pasajes bíblicos compartidos en cada sesión”.

La viuda Sintayehu también comentó: “Serví a Jesús con mi marido por 20 años, hasta que él fue asesinado. Dios, graciosamente, me dio un ministerio dedicado a otros que también están sufriendo. ¡Descubrí que no importa cuán profundo caigamos, pues Dios nos levanta!”

Lelisa se había casado con su marido apenas seis meses antes de que este fuese asesinado a golpes. Ella concluyó: “Mi corazón está repleto de alegrías provenientes de las nuevas percepciones de estas sesiones”.

Las viudas y pastores regresaron a sus casas preparados para continuar el proceso de cura, y también para enseñar y compartir todo lo que aprendieron para otras personas en la misma situación. Su misión ahora es ser embajadores del perdón y la reconciliación.