Cuando yo canto para Dios siento la presencia de los ángeles

Adira* es una cristiana árabe de 21 años, que le gusta mucho cantar y adorar a Dios. Hace algún tiempo, ella vivió en Siria, donde frecuentaba una iglesia y hacía parte del coro. Entonces la guerra llegó al país y ella tuvo que huir, así como miles de cristianos. Actualmente, ella vive en un campo de refugiados en un país vecino. A través de un proyecto realizado por colaboradores de Open Doors, Adira y muchos otros cristianos pudieron nuevamente reunirse como iglesia.

“Aquí me he encontrado con Dios, así como yo lo hacía en mi país. Los estudios bíblicos semanales nos ayudan a sustentar el espíritu y entonces nos mantenemos firmes en la fe. Pero yo aún siento mucha nostalgia de la iglesia que dejé en Siria”, comenta la joven con los ojos llenos de lágrimas. Cuando el equipo encontró Adira, durante una reunión para la juventud cristiana árabe, él parecía una niña quieta, pero así que ella pasó a expresar sus opiniones, muchos jóvenes se inspiraron con sus grandes ideas, y entonces toda el grupo pasó a involucrarse más con las responsabilidades del proyecto.

Cuando la joven cantante decidió hablar sobre su manera de adorar a Dios a través de su voz, un gran testimonio fue dado. Adira mostró que es posible ser grata al Señor aun en circunstancias tan difíciles. “Muchas veces, al cantar para Dios, yo lloro. Entonces, levanto mis manos para el cielo y agradezco por estar viva, y todo simplemente sucede. Yo canto antes orar y siento la presencia de los ángeles. Cantando yo me siento más cerca de Dios”, cuenta. La joven ha inspirado muchos a acercarse al Señor, pero ella explica que no se trata simplemente de la música, y sí de una manera de adoración que ella encontró en las canciones.

Ella quedó con un poco de recelo cuando los colaboradores le pidieron que cantase para que el mundo pudiese oír su voz y sentir lo que ella estaba sintiendo allí. “Ustedes saben que no me preparé para eso, yo necesito orar antes. Yo no puedo simplemente cantar, preciso adorar”, dijo ella. Después de algunos días, ella se presentó, y en una oficina vacía, ella cerró los ojos y gravó una canción en su lengua materna, en armenio. Cuando terminó, ella dijo: “Un día estaré delante del Señor, y si él me pregunta si yo lo adoré verdaderamente, yo quiero poder darle un ‘sí’ honesto. No importa donde yo esté, mi vida está en las manos de Dios y voy a adorarlo siempre”, concluyó Adira.

*Nombre alterado por motivos de seguridad.