Puertas Abiertas • 22 may. 2021
Desde que decidió seguir a Jesús, Shekhar Singh enfrenta la persecución de su familia en Nepal.
Shekhar Singh* nació en un hogar hindú en Nepal y posteriormente se casó con Baijanthi*. Su esposa era una mujer devota que siempre rezaba y ayunaba a cambio de los favores de los dioses. Sin embargo, se le paralizó una parte del cuerpo y ninguno de los tratamientos funcionó.
La situación de la familia se agravó porque gastaron todo lo que tenían para encontrar una cura para Baijanthi. El dinero que ganaban con la venta de verduras no era suficiente para mantener a la familia. "Me frustraba y a menudo perdía la paciencia con ella. Pero decidí cuidarla, aunque no se recuperara", explica Singh.
Sin embargo, uno de los familiares sugirió al nepalí que llevara a su mujer a una iglesia y pidiera al pastor que orara por ella. Singh probó esta alternativa y vio que las cosas empezaron a cambiar: "Me di cuenta de que después de ese día ella mejoró y yo también sentí más tranquilidad. Seguí llevándola a la iglesia y al cabo de un mes, mi mujer estaba completamente curada”.
Esta experiencia sorprendió a Singh y le hizo sentir curiosidad por conocer al "Dios de los cristianos": "Así que empecé a prestar atención a lo que se enseñaba en la iglesia. Mi corazón estaba más en paz y finalmente decidí aceptar a Cristo como mi salvador personal". Pronto se convirtió en un voluntario activo en la iglesia y se dedicó a visitar y orar por los enfermos.
Las consecuencias de seguir a Jesús en Nepal
Sin embargo, el cambio en la vida de la familia cristiana fue objetivo de burlas de sus parientes y sintieron la persecución en su piel, especialmente en el funeral de la madre de Singh. "Uno de mis familiares me golpeó y me acusó de deshonrar mis creencias y mi religión. Dijo que yo era un traidor. Había dado dinero como contribución para el funeral, pero me tiraron las monedas a la cara", atestigua el cristiano.
Sin embargo, la exclusión familiar no pudo impedirle seguir a Jesús. "Antes no conocía la persecución, pero al estudiar la vida de los discípulos y pasar por esta persecución, me di cuenta de que la vida cristiana está llena de persecución. Decidí que aunque tenga que morir por Cristo, siempre me mantendré firme en mi fe", revela.
Singh ha experimentado el cuidado de Dios a diario y habla con confianza: "Cuando oramos por los demás, Dios satisface nuestras necesidades”. Hoy trabaja como líder en la iglesia local y sigue vendiendo verduras para mantener a su esposa y sus dos hijos. Reconoce que se considera pobre porque no tiene dinero, pero se siente muy favorecido: "Tenemos la bendición de poder servir a Dios”.
Esta historia continuará...
* Nombres alterados por seguridad.
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