Cristianos van hasta las últimas consecuencias por el nombre de Cristo

La persecución religiosa no es una teoría que genera estadística o idealiza un cristianismo de sufrimiento, basándose en el pasado de la religión. Ella es real, está generando noticias y los hechos deben ser analizados cuidadosamente. La Conferencia Global que reunió líderes cristianos de todas las denominaciones, en Albania, fue un choque de realidades para muchos políticos, y también para los propios cristianos que no estaban sintonizados con los últimos acontecimientos, ocurridos en todo el mundo.

El profesor de historia contemporánea de la Universidad de Roma, Dr. Andrea Riccardi, fue el que más abordó sobre la historia de los cristianos perseguidos a lo largo de los siglos, advirtiendo un nuevo tiempo de mártires y aún más violencia. El citó nombres de mártires del pasado y de los tiempos actuales. ""Annalena Tonelli, una voluntaria italiana en Somalia, fue asesinada en 2003. A pesar de las amenazas, ella no huyó, sino que dejó su testimonio de una vida generosa y pacífica en aquel país. Otro ejemplo es la hermana Dorothy Stang, que a los 73 años fue asesinada en Brasil, en el estado de Pará. En 2005, ella fue abordada por dos hombres armados, que preguntaron si ella portaba alguna arma. Ella mostró la Biblia, diciendo que aquella era la única arma que ella tenía. Después ella fue encontrada asesinada, sobre la propia Biblia"".

El citó varios otros ejemplos de cristianos valientes, que no temieron las amenazas violentas y murieron sin negar a Cristo. Personas que pasaron por las manos de grupos extremistas como Boko Haaram e ISIS. ""Nuestro siglo continua produciendo cristianos así, fieles en su trabajo por el reino de Dios, que se comunican por la fe osada y humilde, a pesar de cargar un status de debilidad por ser minoría"", explica el profesor.

""Todos los gobiernos deben respetar y proteger la libertad de religión como un derecho humano fundamental. Apelamos para que los gobernantes internacionales protejan a los cristianos y todas las otras personas de manera imparcial sobre las violaciones de los derechos humanos, incluyendo a los cristianos y todas las comunidades movidas por la fe, para que haya justicia"", finaliza Riccardi.