2017: Un año inolvidable

Uno de los grandes ejemplos de fe vino de Siria, país que enfrenta la guerra contra el Estado Islámico desde hace seis años. Los cristianos que permanecen en el país son instrumentos en las manos de Dios, muestran que nuestra esperanza en Él nunca es frustrada.

""Es la fe en Cristo que los mantiene firmes y perseverantes. Muchos pasan por situaciones extremas y aún consiguen levantar las manos hacia el cielo y agradecer. A pesar de todo, todavía son fuertes "", comentó un colaborador de Puertas abiertas.

Una de las historias más destacadas del año fue la vuelta de cristianos iraquíes a casa tras el conflicto con el Estado Islámico. En ese contexto, el niño Noeh, de 12 años, fue el portador de la petición Un Millón de Voces de Esperanza a la ONU. En 2014, él y su familia huyeron de los ataques del Estado Islámico en su ciudad, Karamles, y se refugiaron en un campo de desplazados internamente en Erbil. Allí, Noeh asistió a una escuela para niños refugiados. Él y la familia nunca perdieron la fe, a pesar de todo miedo, inseguridad y pérdidas que enfrentaron.

""Me siento muy triste con todo lo que pasó. Quiero volver a mi casa y permanecer en mi aldea. ""Esta es nuestra tierra"", dijo Noeh.

Incluso en México los cristianos son perseguidos por la fe. Es el caso del pastor Leopoldo y la familia. Después de años de perseverancia en medio de la persecución, fue agredido, humillado y llevado preso en condiciones inhumanas. El pastor Leopoldo y la esposa, Silvia, estuvieron visitando iglesias en América Latina este año y contaron innumerables testimonios de la soberanía del Señor en medio de las dificultades.

""Nunca me sentí abandonado por Dios, porque sabía que la iglesia estaba orando por mí"", afirma Leopoldo.

Sin duda, Nigeria fue uno de los países más noticiados este año, debido al gran aumento de la violencia y persecución contra los cristianos, especialmente en el norte del país. Los grupos extremistas islámicos desataron su furia contra los cristianos, dejando a muchos niños huérfanos y a muchas mujeres, viudas y desamparadas.

Sin embargo, el cuerpo de Cristo alrededor del mundo se movilizó para actuar en favor de ellos y ayudarlos.

En Laos, los miembros del pueblo Bru que se convirtieron a Cristo fueron impedidos de sacar agua de los pozos construidos por el gobierno. La orden de las autoridades era que los cristianos renunciaran a su fe en Cristo para obtener agua potable gratis. Sin embargo, ellos prefirieron la ""fuente de agua viva"", no renunciaron a Jesús y tanto su sed espiritual como física fueron saciadas.

""Antes quedábamos enfermos debido al agua del estanque y nuestros hijos tenían problemas de estómago. Pero Dios mostró que está a nuestro lado y ahora tenemos agua limpia"", dijo Nad *, un líder cristiano. Él también cuenta que la novedad del pozo llevó muchas personas a conocer los cristianos Brus y que tuvieron la oportunidad de escuchar acerca de Cristo y luego se convirtieron. ""A través del pozo nos volvimos un testimonio de la bondad de Dios a los campesinos de aquí"".