Puertas Abiertas • 13 sep. 2017
Ismail * es un hermano palestino que encabeza un grupo de cristianos ex musulmanes en Cisjordania. Hoy, con casi 40 años, recuerda los tiempos en que aceptó a Jesús, hace unos 20 años, cuando aún era un adolescente. Como palestino, creció en una familia musulmana fervorosa. Su abuelo era un estudioso de la religión. Pero fue él quien despertó aún más la curiosidad de Ismail sobre Jesús. Un día, el niño preguntó al abuelo cómo los cristianos podrían creer que Jesús era el hijo de Dios. Su ruda respuesta fue: ""No pienses, no hay respuesta. Los cristianos inventaron esa historia"". Esto no fue respuesta suficiente para la mente ansiosa de un chico por conocer la verdad.
Él memorizaba el Corán y por medio del islam, comenzó a buscar la verdad sobre Jesús. Sin embargo, ello no fue suficiente e Ismail partió para estudiar la Biblia junto con su primo a través de un material recibido vía correo. También fue presentado por un vecino a un grupo de estudiantes cristianos. Las preguntas del adolescente sobre Jesús eran tantas, que tuvieron que llevarlo al pastor. Lo que más le fascinaba era cómo los cristianos oraban directamente a Dios. Un día él hizo lo mismo, habló palabras bonitas, pero no sintió ningún efecto. Hasta que tuvo un sueño en que un hombre le decía: ""Sígueme"". De allí en adelante, Ismail se convirtió en un seguidor de Jesús. Fue ahí donde los problemas comenzaron para él.
El cristiano perseguido fue expulsado de su casa, pues dejar el islam significaba avergonzar a toda la familia y la comunidad. ""Perdí mi estatus y mi familia. Mi padre me dijo que me vaya y nunca vuelva "", recuerda Ismail. Infelizmente, también experimentó presión dentro del cuerpo de Cristo. Los hermanos no confiaban totalmente en él por ser un ex musulmán y no le daban la oportunidad de desarrollar el liderazgo. Fue ahí donde inició su grupo de cristianos perseguidos ex-musulmanes que se reúne secretamente. A pesar de que la parte más difícil de las luchas que enfrentó las dejó en el pasado, todavía enfrenta el estigma de la sociedad y de la comunidad cristiana. A pesar de todo aquello, como alguien que halló en Dios lo que llena toda su existencia, Ismail afirma que, en Cristo, todas las cosas valen la pena, pero existe un precio: ""Es verdad que pertenecer a Jesús significa tener paz, pero vivir con Cristo siendo un ex musulmán será una dificultad por toda la vida"".
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