La drástica transformación de vida de los refugiados

Kervok es un pastor de Bagdad en Irak que, entre otras cosas, perdió su comodidad material y su independencia cuando huyó a Dohuk, en Kurdistán, en 2006, con la esposa Lina * y el hijo Sako *, de 12 años. ""En Bagdad yo tenía mi propia casa y mi coche. Ahora yo vivo en una casa alquilada y tengo que andar en taxi"", dice.

En Dohuk se convirtió en pastor, plantó y lideró una iglesia. Él también distribuía cestas básicas para musulmanes y iazidis (los iazidis constituyen una comunidad étnico-religiosa kurda cuyos miembros practican una antigua religión sincrética). Pero algunos líderes lo acusaron de proselitismo - una acusación que él rechaza.

Hasta que un día, en el año 2015, un hombre golpeó su puerta y lo amenazó con matar a su hijo, entonces la familia huyó de nuevo; esta vez para Beirut, en Líbano. Ahora el pastor sirve en tres iglesias diferentes seis días a la semana. Sin embargo, lamenta: ""Lo que perdí en Dohuk no fue dinero, fue mi vida, mi ministerio"". En Líbano, él no tiene recursos y vive de las ofrendas de los fieles. Una de las iglesias paga la escuela de su hijo.

Kervok es uno de los refugiados que huyeron al Líbano en los últimos años. Más de un millón de sirios y decenas de miles de iraquíes buscaron refugio en el país vecino, muchos de ellos se establecieron en la capital, Beirut. Ora por estos cristianos que enfrentan la desafiante realidad de comenzar una nueva vida en todos los aspectos. Clama para que ellos permanezcan firmes en su identidad que está en Jesús.