En medio de la guerra, familias musulmanas van a la iglesia

Kristina * es una cristiana siria, descendiente de armenios, que vivía en Aleppo con su marido mucho antes de que la guerra estallara en 2011. Ella relata que antes de la guerra ""había dificultades por ser parte de la minoría, pero en general la vida era buena "". Cuando la ciudad de Aleppo estaba sitiada por las partes en guerra (fuerzas del gobierno, grupos rebeldes y el autodenominado Estado Islámico), esa hermana de 28 años dio a luz a su primera hija, que está hoy con un año y medio.

En medio del conflicto, la joven familia fue a buscar refugio en el Líbano. La intención era que fuera un viaje corto, pero cuando la violencia aumentó y la parte cristiana de Aleppo comenzó a ser bombardeada, decidieron esperar el fin de la guerra para regresar a su país. Con el aumento de la violencia, más cristianos huyeron, dejando la ciudad poco a poco. En la iglesia de Kristina, ahora quedan sólo 10% de los asistentes regulares.

Pero lo que es sorprendente es que la iglesia está llena de gente. ""Personas desplazadas por la guerra quedaron en lugar de las que salieron. Principalmente musulmanes van a la iglesia ahora "", observa la hermana. Muchos sirios de otras partes huyeron a áreas cristianas para buscar refugio, ya que en las zonas musulmanas la lucha es más fuerte. Fue la primera vez que los dos grupos religiosos se mezclaron e interactuaron.

""Muchos musulmanes se sorprendieron cuando vieron a las mujeres de la iglesia dispuestas a servirles. La imagen que tenían era de que las mujeres cristianas pasaban todo el día bailando en casas nocturnas y bebiendo alcohol. Conocer el uno al otro fue un choque, tanto para ellos como para nosotros "", recuerda Kristina. Las mujeres musulmanas también se sorprendieron al ver que las iglesias ofrecían apoyo y programas para todos los sirios, no sólo para los cristianos. Según ella, ""las mezquitas no lo hacen. Muchas mujeres musulmanas están reevaluando la religión en la que crecieron y dejaron de ser hostiles hacia los cristianos.

La cristiana comparte que en Siria las actividades con niños siempre llamaron más atención. Ella siempre estuvo involucrada en el ministerio infantil. La primera cosa que la iglesia de Kristina observó fue el creciente número de niños musulmanes que frecuentan las actividades infantiles, donde la Biblia es leída diariamente. ""Las madres no tienen problema con eso, pues creen positivo que los hijos aprendan sobre Dios en la escuela. Generalmente, los maridos son más radicales "", dice la cristiana. Gradualmente, muchas familias musulmanas están frecuentando las actividades de la iglesia, incluso los cultos. ""Eso simplemente no ocurría antes de la guerra. Los niños abrieron las puertas de la iglesia, después vinieron las mujeres y, finalmente, los hombres "", relata Kristina.

A pesar de la guerra, la hermana afirma que ésta es la ""era de oro"" de la iglesia en Oriente Medio. ""Por primera vez en la historia, los musulmanes vienen a nosotros. La única cosa que tenemos que hacer es contarles las buenas nuevas. Ellos están esperando por eso "", es su conclusión. Ella cree que cuando buscan refugio en un área cristiana, los musulmanes ya esperan ser evangelizados. ""Ellos ya percibieron que, viviendo en un ambiente cristiano, el evangelio será compartido. ""Creo que ellos vean como una señal de debilidad si eso no sucede"", afirma.

Kristina deja un mensaje para la iglesia en Europa y alrededor del mundo que recibe refugiados de la guerra: ""En mi opinión, parece que algunos cristianos ven como una cuestión de respeto"" no evangelizar a los musulmanes. Por favor, entiendan que los propios musulmanes no ven de esa forma; ellos probablemente esperan que el evangelio sea compartido con ellos. Si los cristianos no lo hacen, pueden ver como un signo de debilidad, lo que fortalecería su creencia islámica. Sería una oportunidad de oro perdida "".

Irak y Siria son un tema de enfoque actual para Puertas Abiertas. Para hacer la diferencia, firma la petición Un millón de voces de esperanza.