Cristianos maldivos enfrentan serias dificultades

A pesar de sus playas paradisíacas, las Islas Maldivas no ofrecen ningún descanso para los cristianos. La persecución religiosa allá es severa, no con violencia física, y sí con presión psicológica y moral. El gobierno siempre protegió el Islam e incluso instituyó un conjunto de leyes que prácticamente prohíbe la conversión para cualquier otra religión bajo presión de perder hasta la ciudadanía. Oficialmente, no hay cristianos en el país y los únicos que son reconocidos como practicantes del cristianismo son los expatriados.

Recientemente, algunos misioneros fueron acusados de planear la muerte de unos estudiantes musulmanes. La noticia fue dada por un vehículo de comunicación apoyada por el Estado, que declaró que los misioneros, que pertenecen al Proyecto Josué (Joshua Project), pretendían propagar el cristianismo por Maldivas. La organización tiene como objetivo, además de la evangelización, identificar pequeños grupos étnicos que decidieron seguir a Jesús, a través de las investigaciones de campo, e incentivar también la abertura de nuevas iglesias facilitando así, los trabajos de las agencias misioneras.

Pero, debido a la persecución religiosa, los misioneros son constantemente prohibidos de entrar en el país. La iglesia solo existe de forma subterránea, no hay reuniones o encuentros entre los cristianos y los nuevos convertidos enfrentan persecución dentro de sus propias familias. No hay informaciones de asesinatos de cristianos, pero se sabe que la sharia es la ley que regula la nación. Interceda por la iglesia en Maldivas.