Cristiano palestino habla sobre perdón en medio a las pérdidas

George Saadeh es director de una escuela secundaria en Belén, que pertenece a una iglesia cristiana, donde hay niñas cristianas, como también musulmanas. Los cristianos son una minoría con menos del 2% entre los palestinos. El director explica que, por causa de la ocupación de Cisjordania por el ejército de Israel, la vida es muy difícil allí, lo que motiva a muchas familias cristianas a emigrar. “Los cristianos están en el medio del conflicto entre los grandes poderes”, dijo, y añade que en los últimos tres años, 30 familias palestinas cristianas se marcharon de Belén para no volver jamás.

Por eso, Saadeh está preocupado con el futuro del cristianismo dónde vive. “Si nosotros, los cristianos de Palestina, queremos vivir aquí, tenemos que trabajar sobre el respeto mutuo. Si respondemos como fanáticos, el otro lado quedará más fanático aun, lo que empeora los problemas”, reflexiona. En la escuela, los niños reciben enseñanza religiosa por separado – un imán enseña a los alumnos musulmanes y un líder religioso, a los cristianos. Pero, la identidad cristiana está presente en todo el programa de la escuela, dónde la vida de Jesucristo es el principio que nos direcciona.

El director explica cómo funciona en la práctica: “Nosotros intentamos tornar la espiritualidad cristiana como parte integral de nuestro programa de enseñanza. Estoy hablando sobre: ¿Cómo te comportas? ¿Lo que define tu relación con los demás? Trate todos con amor. Sé honesto. Juega limpio en los deportes. Respeta aquellos que piensan diferente de ti”.

“Jesús es más fuerte que el odio y la injusticia”

Saadeh estudió ingeniería aeroespacial en los Estados Unidos, de modo que tuvo oportunidad de migrar hacia el país, dónde tendría muchas oportunidades. “Una vida sin puestos de control y sin olor de gas lacrimógeno – sí, esto habría sido mejor para mí y mi familia. Pero me he quedado, porque este es mi país, y yo quiero mantener la esperanza y la fe vivas aquí”, afirma.

La fe de Saadeh fue severamente probada en 2003 durante la rebelión palestina llamada Segunda Intifada cuando, por engaño, soldados israelíes abrieron fuego contra su auto. Su hija de 12 años, Christine, murió inmediatamente, y Saadeh, la esposa y otra hija quedaron heridos. Por causa de las heridas, él no pudo ir al funeral de Christine. Él recuerda ese período con lágrimas en los ojos: “Fue un tiempo oscuro para nosotros. Pero crea, dentro de toda  desesperación y luto, nosotros encontramos a Jesús. De alguna manera, encontramos fuerza para pronunciar palabras de amor y perdón, para hablar del poder de Jesucristo viviendo dentro de nosotros. Él es más fuerte que el odio y la injusticia”.

Después de un tiempo, Saadeh se unió a una red de familias palestinas e israelíes que perdieron sus hijos durante el conflicto. “Nosotros compartimos sobre nuestras pérdidas, y esto es lo que me ha ayudado. Ahora tengo amigos israelíes”. Después de la muerte de la hija, Saadeh predica a muchos grupos cristianos, incluso fuera del país.