Cristiano ex-musulmán tuvo que elegir entre sus hijos y Jesús

"Papá, papá, por favor, niega la fe cristiana y vuelve al Islam; para que puedas ser nuestro padre para siempre", la niña de 7 años prácticamente le gritaba a su padre. Los dos hijos de Ibrahim* le pidieron desesperadamente que "volviera a conciencia". Pensaron, como muchos en la familia, que Ibrahim estaba loco cuando dijo que era cristiano. Llenos de expectativas, los niños miraban a su padre mientras sangraba   por la nariz y le aparecian moretones.

Años atrás, este joven argelino tuvo dificultades con la fe islámica. Ibrahim tenía muchas dudas acerca de la religión que seguía casi todo el mundo en Argelia. Viviendo en el extremo sur del país, en el desierto del Sahara, nunca conocería a un no-musulmán. “Hasta que conocí a un hombre que me habló de Jesús y le escuché atentamente, luego me llevó a conocer a un pastor y hace tres años recibí a Jesús”, cuenta Ibrahim. Hoy en día, Ibrahim tiene 35 años y explica el dilema en el que se encontró al principio de la conversión: “No hablé de mi fe con mi esposa e hijos porque tenía miedo de que me los quitara.”

Ibrahim continuó yendo a la mezquita y rezando las oraciones islámicas. No dijo una palabra sobre el gran cambio en su vida, pero reconoció que: “Después de un tiempo siendo un cristiano secreto, sentí que necesitaba abrirme sobre mi fe y confesar mi conversión a mi família”. Así que decidió decirle a su padre primero. “Mi padre me miró fijamente en silencio durante unos 15 minutos, no dijo nada. Luego se levantó de su silla y llamó a todos mis hermanos y hermanas. Vinieron y comenzaron a golpearme, gritando: “Negarás tu fe”.

"Los amo, pero amo más a Jesús".

Ibrahim experimentó un momento descrito por Jesús a sus discípulos: “Los enemigos del hombre serán los de su propia família” (Mateus 10.36). Mientras golpeaban a Ibrahim, sus hijos estaban allí, observando todo. “Mis padres amenazaron con quitarme a mi esposa e hijos si no negaba a Cristo. Estaba tratando de proteger mi cabeza cuando me golpearon y mis hijos comenzaron a llorar, gritando: ‘Papá, papá, por favor, niega la fe cristiana y vuelve al Islam, para que puedas ser nuestro padre para siempre’.  Fue muy duro oírles decir que perdería mi familia, pero no podía negar a Jesús, negar mi fe. Le dije a mis hijos: "Los amo, pero amo más a Jesús". Entonces mi familia me echó de casa", recuerda el cristiano.

Ibrahim encontró refugio en la casa un pastor y el lado positivo fue que pudo permanecer tres meses con otros cristianos durante ese tiempo aprendió mucho sobre la Biblia y la vida cristiana. Cuenta: “Para mi sorpresa, después de tres meses, mi padre me llamó, diciendo: “vuelve por tu esposa y tus hijos, pero sal de la casa”. Todavía sorprendido, Ibrahim tiene una sonrisa en su rostro cada vez que cuenta esta historia: “Están conmigo ahora. Me las arregle para alquilar una casa y encontré un trabajo. Me alegro mucho de que estén conmigo de nuevo.”  Los niños también están felices de estar con su padre. La esposa es musulmana, pero no está en contra de la nueva fe de Ibrahim, porque para ella lo más importante es que estén juntos como una familia.

*Nombre alterado por seguridad.

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