Puertas Abiertas • 20 abr. 2020
Nasser Navard tuvo muchos problemas de salud en la prisión de Evin y ahora está en riesgo de estar contaminado por el COVID-19 (Foto: Artículo 18)
El COVID-19 llegó a Irán y se ha convertido en el responsable de más de 4.585 muertes, de acuerdo con informaciones divulgadas por el Ministerio de Salud iraní el pasado 13 de abril. Hasta el momento, se han registrado 73,000 casos de coronavirus en el territorio. Una de las medidas del gobierno para detener el rápido contagio fue la liberación de 83,000 prisioneros, entre ellos cristianos con sentencias más leves. Sin embargo, aún hay seguidores de Jesús que corren el riesgo de ser contaminados por la pandemia en las prisiones, donde las condiciones de vida son bastante insalubres.
Nasser Navard Gol-Tapeh es una de esas personas cuya solicitud de libertad fue denegada por la justicia. Él fue sentenciado a 10 años de prisión por asistir a una iglesia en Teherán y ahora cumple su condena en la prisión de Evin, que también se encuentra en la capital iraní. En febrero, al cristiano de 58 años se le solicitó un nuevo juicio, pero la libertad temporaria no. En una carta publicada por el sitio web británico Artículo 18, Nasser agradece a todos los cristianos por sus oraciones por su salud y revela su deseo de estar con los hermanos en la fe nuevamente. Puertas Abiertas promovió una campaña de cartas para alentar al cristiano.
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Gol-Tapeh recordó sus reuniones con otros miembros de la iglesia iraní. “Recuerdo nuestras conmovedoras reuniones, todos siempre juntos en un solo corazón. Por eso, siempre canto alabanzas y glorifico el nombre del Señor”, testifica. A pesar de estar en prisión, Nasser ora por sus hermanos y hermanas en Cristo y se siente unido a ellos por el amor del Señor. “Agradezco a Dios por el apoyo que me han brindado, por poder compartir mi carga de problemas con ustedes, y también por la fortaleza y aliento que recibo continuamente por medio de sus oraciones. Cuán bendecido soy de tenerlos a mi lado”, dice.
El prisionero reconoció que no lograría seguir viviendo sin el cuidado del Señor y siente que el mensaje más importante que ha aprendido es amar a su prójimo, tal como Dios nos amó. Al final de la carta, el cristiano recuerda lo que está escrito en la carta de Pablo a los Romanos en el capítulo 8: “Nada podrá apartarnos del amor que Dios nos ha manifestado en Cristo Jesús nuestro Señor”.
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