Cristiano chino habla sobre política de COVID cero

Guoqiang*, un cristiano chino de unos 40 años, vive en una ciudad afectada por las estrictas medidas anti-Covid. Nos habla del encierro y de las protestas contra la política de COVID cero. Las "protestas del papel en blanco" comenzaron a finales de noviembre en varias ciudades, entre ellas Shanghái y Pekín. En ellas, los manifestantes sostenían hojas de papel en blanco tamaño A4 en las que pedían el fin del rígidas restricciones por el  COVID. En las redes sociales circularon videos que mostraban a multitudes protestando.

Las protestas comenzaron tras el incendio de un edificio en Urumqi, Xinjiang, el 24 de noviembre. Urumqi llevaba más de tres meses bajo estrictas restricciones. Las barricadas de cuarentena dificultaron los intentos de rescate y huida de los residentes. El incendio, que duró aproximadamente tres horas, causó diez muertos y nueve heridos, según la agencia de noticias de China.

Además de este incidente, un niño de 3 años que quedó inconsciente murió por presunta intoxicación de gas. Sin embargo, es posible que haya tardado en acceder a tratamiento médico debido a las estrictas medidas. Además, un autobús que transportaba a 47 personas a un centro de cuarentena se estrelló, dejando 27 muertos y 20 heridos.

La economía también se vio afectada. El encierro dura ya más de dos meses. Los restaurantes están todos cerrados, el único negocio abierto es el supermercado. Sin embargo, el precio de las cosas ha subido y los ciudadanos sufren las consecuencias. Guoqiang cuenta que un amigo que viajó con su familia a otra ciudad, estuvo 80 días en cuarentena, de los 90 días que pasaron allí. Además, los artículos de primera necesidad son insuficientes: a menudo no hay frutas ni verduras. Esto hace que la gente sólo dependa de la distribución centralizada del gobierno.

Consecuencias del lockdown

La cuarentena prolongada provoca inestabilidad social, como pérdida de ingresos, niños frente al ordenador para tomar clases en línea todo el día, personas con enfermedades mentales. Con cierres impredecibles, la gente puede verse obligada a ir a instalaciones de cuarentena sin previo aviso.

"Mi esposa y yo llevamos a nuestro hijo a arreglar algunas cosas en un distrito pequeño. En menos de una hora, todo el distrito estaba cerrado. Entonces recibí una llamada de la profesora de mi hija diciendo que tenía un fuerte dolor de estómago y que había que enviarla al hospital lo antes posible. Pero no podíamos irnos".

"Intentamos ponernos en contacto con las autoridades, pero nos dijeron que no podían hacer nada. No entramos en panico. Lo que hicimos fue orar al Señor constantemente. Alabamos a Dios por haber enviado un ángel para cuidar de nuestra hija mientras estábamos fuera y ahora está bien. Mirando atrás, podríamos incluso haberla perdido si no hubiera recibido tratamiento médico a tiempo. Creo que hay más historias sin contar ahí fuera. Que Dios se apiade de esta tierra y de nuestra gente", informa el cristiano Guoqiang.

Continúan las medidas del COVID cero en toda China, con cierres patronales en varias ciudades y provincias que afectan a la vida de muchas personas. Según Chun*, colaborador local de Puertas Abiertas, el gobierno de Pekín ha suavizado las medidas contra el COVID, pero sólo temporalmente. Como China es un país muy extenso, antes de que esta política más indulgente se aplicara a escala nacional, el número de casos aumentó, lo que hizo que se endurecieran de nuevo las medidas.

*Nombres alterados por motivos de seguridad.