Puertas Abiertas • 17 nov. 2020
Después de perder a su esposo y un hijo en un ataque del Estado Islámico en Egipto, Nancy tiene la responsabilidad de criar sola a su hijo Yousef.
Cuando Nancy, de 41 años, cerró la puerta de su casa aquella mañana, no se imaginaba que regresaría en un par de meses. No sabía que sería la última vez que prepararía el desayuno para su hijo adolescente o la última vez que le daría un beso a su esposo. No sabía, tampoco, que la vida de su hijo menor estaría marcada para siempre.
Esta es la historia de una familia en Egipto brutalmente separada por la persecución. Pero también es la historia del cuidado de Dios por los que están en luto. Al mirar a Nancy puedes ver que hay algo diferente en su rostro. Allí es donde las balas la alcanzaron durante el ataque. Después de meses de tratamiento médico, finalmente está en casa.
Nancy es parte de una familia muy unida. Siempre visitaban lugares juntos, generalmente templos y monasterios. Un día, decidieron visitar un monasterio en la región de Minia. Consiguieron un minibús y emprendieron el viaje, tíos, primos, jóvenes y adultos, todos estaban emocionados.
Luego de la visita, la familia decidió que aún había tiempo para ir a un templo construido en honor a los mártires. Apenas un mes antes, estuvieron allí y todos estaban muy impresionados con la fe de los cristianos que fueron asesinados por su fe. "Recuerdo que mi esposo dijo que a él también le gustaría ser un mártir", dice Nancy.
Camino a aquel lugar, todo cambió. De repente, escucharon el sonido de disparos. Intentaron alcanzar el autobús de en frente, pero este arrancó y escapó rápidamente. El conductor del autobús en el que la familia viajaba, intentó regresar, pero ya era demasiado tarde: los terroristas empezaron a atacarlos sin piedad.
Foto de todos los miembros de la familia al visitar el monasterio antes del ataque al autobús.
Cuando todo cambió
Aterrada, Nancy comenzó a orar en voz alta y animó a otros a unirse a ella: “Oramos mientras las balas volaban a nuestro alrededor. No nos detuvimos ni siquiera cuando los terroristas se subieron a nuestro vehículo”. Un terrorista apuntó con dos armas a todos los hombres y les disparó a sangre fría. El esposo de Nancy, Reda, fue asesinado, al igual que su hijo de 14 años, Bishoy. También perdió a dos cuñados y dos sobrinas. El conductor del bus, un cristiano que tenía cuatro hijos, también murió.
La cristiana afirma no haber pensado mucho en el futuro o en cómo criar a un hijo sin la ayuda de su marido. Mientras estaba en el hospital, se centró en su recuperación y supervivencia. Sin embargo, percibió que su hijo de 11 años fue afectado por lo que presenció.
Yousef dice que él y su madre siempre oran juntos antes de acostarse. Intenta agradecer a Dios cada día. Pero dice, luchando por contener las lágrimas: "extraño mucho a mi padre y a mi hermano". A pesar de todo el dolor, el amor y la alegría que tienen en Cristo sigue impulsando la vida de esta familia.
“Nuestro gozo es mayor que nuestro duelo. Dios está cerca y nos consuela todos los días”, dice Nancy.
A partir de ahora, Nancy tendrá que aprender a vivir sin su marido, además de cargar la tristeza de haber perdido a su hijo. También tendrá que cuidar a su hijo más pequeño sola, con la ayuda del Señor.
"Un día nuestra familia se reunirá en el cielo, estoy segura".
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