Puertas Abiertas • 14 ene. 2015
“Pensé en las personas que había conocido en Paris durante mi estadía para participar de un evento de Open Doors algunos años atrás. Me quedé muy preocupada por ellos (refiriéndose al atentado terrorista al diario de noticias Charlie Hebdo, el miércoles pasado). Las personas de Paris están en mis oraciones. Infelizmente, los ataques terroristas me recordaron a las acciones habituales del gobierno de Corea del Norte. Tanto los terroristas así como el régimen de Kim Jong-Un, intentan controlar a las personas a través de amenazas y violencia. Yo oro para que Dios proteja a las personas en Francia y en otros países y que ellos puedan experimentar la paz y gracia de Dios.”
Open Doors: ¿Cuándo usted estaba en un campo de trabajos forzados norcoreano, usted fue capaz de amar a aquellos que la aterrorizaban?
Hea-Woo: Fue extremadamente difícil. Yo no sabía lo que estaba sucediendo fuera del campo y estaba muriendo por dentro. En algún momento, un médico me examinó y le dijo a los guardias que yo no iba a sobrevivir más de tres días. Pero, yo oré a Dios. Pedí para que aquellos que me perseguían pudiesen ser usados para ayudarme a permanecer viva. Dios respondió a mis oraciones. Los soldados me trajeron comida y, lentamente, yo me recuperé. Todo esto sólo fue posible a través del amor y poder milagroso de Dios. Yo continúe orando por mis perseguidores; intercediendo para que sus pecados fuesen perdonados, para que ellos pudiesen conocer a Dios. Yo los amé en Cristo.
Open Doors: ¿Tiene algo que decirle a la Iglesia en Europa?
Hea-Woo: Después de la unificación de Corea del Norte y de Corea del Sur, voy a regresar para predicar el evangelio de Cristo para las personas que me perseguían. Me acuerdo del versículo que dice, “Fue bueno para mí haber sido castigado, para aprender tus decretos” (Salmos 119.71). Dios nos librará de todo sufrimiento y angustia. Nos tenemos nuestra vida celestial, aunque vivamos en esta tierra. El Señor siempre estuvo conmigo, entonces nunca podré desistir del nombre de Jesús, independientemente de la circunstancia. Dios es fiel. Dios es amor, Él nunca falla.
Estoy segura de que habrá muchas bendiciones después de todo el sufrimiento y angustia. Con el poder del Espíritu Santo, es posible seguir adelante, a pesar de todas las amenazas. Recuerde: ¡Nuestro Padre Celestial está con nosotros! ¡Nunca renuncie! Cuando yo estaba en la prisión, me acordé de todas las personas que oraban por mí. Ellas se volvieron mi fuerza. Oro por todos aquellos en París y todas las personas que están involucradas con los acontecimientos recientes. Espero que mi oración pueda fortalecerlos en Cristo Jesús también.
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