Puertas Abiertas • 10 jun. 2020
Las mujeres y los niños son víctimas constantes de la violencia, la agresión y la discriminación en todo el mundo
En el mes de mayo, muchos lugares alrededor del mundo levantan su voz en favor de los niños que han sido víctimas de agresión. Esto nos recuerda el testimonio de la hermana Sharda* quien, a pesar de la persecución a los cristianos en India, ha comenzado un proyecto a favor de las mujeres y los niños en su comunidad. Sharda es una mujer del norte de India, que vive en circunstancias hostiles debido a su fe. Después de enfrentar un período de oposición y discriminación por parte de su familia cuando decidió recibir a Cristo, las cosas comenzaron a mejorar.
La vida continuó y ella comenzó una pequeña escuela y una iglesia en su comunidad. Sharda compartió su historia con socios locales de Puertas Abiertas. "Mi nombre es Sharda y nací en la región central de India. Sin embargo, me casé con un hombre del norte de India y me mudé con él. Fue muy difícil adaptarme a las diferencias culturales cuando llegué allí. Había restricciones sociales que nunca había imaginado", comentó Sharda.
“Estaba restringida a las cuatro paredes de mi casa y no se me permitía interactuar con nadie afuera. Además, estaba sujeta a situaciones constantes de violencia doméstica por parte de miembros de su familia”, dijo. Ante esta situación y meses de sufrimiento, Sharda tomó una decisión: “Estaba deprimida y escapé a la casa de amigos que vivían en una ciudad cercana. Fue entonces cuando conocí a cristianos que me enseñaron sobre Jesús y su amor. Entonces, comencé a asistir a los servicios de la iglesia”.
Respeto en la comunidad.
Después de unos meses, su suegro descubrió dónde vivía Sharda y fue a buscarla. “Vino y me llevó a casa, prometiéndome que las cosas mejorarían. Las cosas mejoraron, de hecho, pero cuando descubrieron que había decidido seguir a Cristo, todos se opusieron a mí decisión y me presionaron a renunciar a mi fe”, dijo la cristiana.
Sin embargo, notaron que hubo cambios en el comportamiento de Sharda. “Yo no era rebelde como antes y se dieron cuenta de eso. Entonces, compartí con ellos sobre el amor de Cristo, aunque no aceptaron la verdad, me permitieron continuar con mi fe”, compartió.
A partir de ese día, Sharda se convirtió en un apoyo muy valioso para la comunidad del norte de India. “Luego comencé a trabajar con mujeres y niños en mi comunidad, con un enfoque en el desarrollo social. Comencé una escuela pequeña y pronto la escuela creció. También comencé una pequeña comunidad cristiana que solo crece. La gente comenzó a respetarme por mi trabajo y las cosas siguieron bien durante años”.
*Nombres alterados por seguridad
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