Puertas Abiertas • 28 sep. 2020
Los habitantes de Laos profesan la fe budista con elementos del animismo y la adoración de los antepasados.
En 1981, la Organización de las Naciones Unidas (ONU) estableció el 21 de Septiembre como el Día Internacional de la Paz, como una forma de estimular las negociaciones, para poner fin a las guerras y la violencia en todo el mundo. Sin embargo, para los cristianos perseguidos esta fecha es una utopía, ya que no pueden vivir su fe libremente sin enfrentarse a todo tipo de hostilidad como el rechazo, la agresión, el encarcelamiento e incluso la muerte.
En Laos, una familia cristiana perdió un hijo de 15 años. Pero, debido a que la familia es reconocida como seguidores de Jesús, nadie asistió al velorio, no recibieron atención de sus vecinos, ni ayuda financiera, según la costumbre local. Además, el jefe del pueblo prohibió que el cuerpo del adolescente fuera enterrado en el cementerio local. Luego, los padres tuvieron que enterrar a su hijo en la parcela donde vivían. Pero por temor a que el espíritu del chico vagara por el territorio y trajera mala suerte, los líderes locales exigieron que su cuerpo fuera llevado a otro lugar.
La familia cristiana está siendo ayudada por los líderes cristianos de la iglesia a la que asisten, para llegar a un acuerdo con los líderes locales y vivir su duelo en paz. Sin embargo, Laos es un país donde existe un fuerte sincretismo religioso, porque junto con las creencias budistas coexisten el culto a los antepasados y los fenómenos de la naturaleza. De esta manera, la población del país vive bajo el temor de ser castigada por los dioses que adora.
Peticiones de oración.
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