Puertas Abiertas • 9 oct. 2019
Recientemente, toda una familia se suicidó en uno de estos campos.
El refugiado norcoreano Timothy Cho vive hoy en un país libre, pero comparte que nació en un pueblo a unos 200 kilómetros de un lugar llamado el campo de concentración de Yodok o, en coreano, el Kwan-li-soo, el campo de trabajo número 15 en Corea del Norte. El lugar es conocido como "Infierno en la Tierra" y recientemente cuatro personas de la misma familia se suicidaron allí. La familia estaba en el campo hace unos seis meses y se quitaron la vida porque se les acabaron las esperanzas de libertad.
Cho nos cuenta un poco sobre el campo de concentración de Yodok. Se encuentra en la parte norte de Corea del Norte y tiene capacidad para 50000 presos políticos condenados a cadena perpetua. El régimen arresta a personas en este campo por presuntos crímenes políticos, pero la mayoría de las familias de los presos no saben por qué o cómo terminaron allí.
Los prisioneros no son considerados seres humanos, por lo que no hay iniciativa para mantener a las familias unidas en el campo. Pero en el caso de la familia en cuestión, uno de los padres participó en un proyecto científico, por lo que fueron recompensados por las autoridades penitenciarias con autorización para reunirse. Aprovecharon la oportunidad para tomar su propia vida juntos, como se publicó en DailyNK, un periódico en línea con sede en Corea del Sur especializado en noticias de Corea del Norte.
La experiencia de un cristiano refugiado
Cho no cuenta que después de huir a China fue repatriado a Corea del Norte. En ese momento, experimentó las peores circunstancias en el Centro Nacional de Investigación de Inteligencia. En una celda pequeña había más de 50 personas. Cho recuerda: "Estaba tan apretado, que cada uno tenía que apoyarse en las espaldas del otro. La comida eran apenas pequeñas porciones de sopa. Fue un proceso de tortura, violencia física e incapacidad para dormir hasta que uno les contaba todo lo que sabía y luego era enviado a un campo de trabajos forzados".
Cho logró escapar de allí, pero sabe que la realidad en los campos y prisiones de Corea del Norte no es conocida por muchos. Según él, se estima que hay 200.000 personas viviendo en una red de campos de trabajo forzado en Corea del Norte. Entre estos prisioneros, Puertas Abiertas estima que de 50 a 70.000 son cristianos. Las actividades cristianas se consideran amenaza en Corea del Norte, una vez que los cristianos se atreven a creer en un poder que sobrepasa a la familia Kim, lo cual es inaceptable para el régimen. Cuando un cristiano es descubierto, toda su familia es enviada a estos campamentos. Los refugiados norcoreanos hablan de que los cristianos son aplastados por rollos de vapor y utilizados para probar armas biológicas, o colgados en una cruz sobre una fogata.
Viviendo en el Reino Unido hoy, Cho comparte: "A través de mi huida de Corea del Norte a China y luego al Reino Unido, descubrí que hay fuertes raíces cristianas en Pyongyang y creo que esto indica que habrá un tiempo de avivamiento, como el de 1907. Así que oren por aquellos que se preparan para que el cambio suceda en esta tierra. Cuando Dios envía el viento, su pueblo por todo el mundo puede ayudar a construir los barcos, y las velas están en manos de los norcoreanos. "
Extiende tu mano a los cristianos norcoreanos
Ayuda a los refugiados de los cristianos norcoreanos en China a saber que no están solos en esta batalla. Puertas Abiertas tiene la intención de beneficiar a 61.000 personas en dos años con alimentos, medicinas y ropa. Tu donación permite que esta ayuda alcance a ellos.
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