¿Cómo están los cristianos un año después del terremoto en Siria?

Hace exactamente un año, la vida de los cristianos sirios cambió radicalmente. Un terremoto de magnitud 6,8 destruyó vidas, hogares e iglesias, y la esperanza de muchos. En 90 segundos de temblores, miles de vidas quedaron destruidas. Al mismo tiempo, recibieron la ayuda que necesitaban desde hacía años, pero que había pasado desapercibida para la mayoría. Ante el dolor, las donaciones y oraciones movilizadas para la región demostraron que los cristianos sirios no han sido olvidados.

Puertas Abiertas formó parte del esfuerzo de ayuda inmediata a estas víctimas. Días después de los temblores, iniciamos una campaña en favor de los cristianos perseguidos en Siria que se vieron afectados por los terremotos. La iglesia latina fue generosa y los fondos recaudados se enviaron a las iglesias locales, los Centros de Esperanza, que distribuyeron los fondos a las familias cristianas donando alimentos, ropa y mantas, así como a un grupo de socios locales que recibieron formación para ayudar en la atención post-trauma de las víctimas, con hospitalidad y a través de la oración.

Riad, uno de los cristianos cuya familia fue rescatada, cuenta que "al principio encontramos refugio en la iglesia, era el único lugar en la tierra para nosotros después de lo que había pasado. Era un lugar de paz, donde iba todo el mundo. Allí recibimos ayuda para renovar nuestra casa. Hicieron de todo: arreglaron el tejado, las tuberías y paredes rotas y restablecieron la electricidad. Gracias a su ayuda nos sentimos reconfortados. Creo que la iglesia es la mano de Dios en la tierra. Dios utiliza a la iglesia para ayudar, para traer esperanza, para traer vida".

Dos mil casas restauradas

 Más de 7.000 personas se vieron obligadas a abandonar sus hogares a causa de los temblores y fueron acogidas en iglesias que funcionaron como Centros de Esperanza. A lo largo de 2023 se restauró 1.540 casas y muchas familias pudieron regresar a sus hogares. En la ciudad de Latakia se restauró otras 464 casas, lo que suma un total de más de 2.000 viviendas restauradas.

Lucine y su familia en la casa restaurada

"Cuando mi esposa me despertó, pensé que era una explosión. Fue aterrador", dijo Tony, otra víctima del terremoto. Dos días después, él y sus hijas se refugiaron en una iglesia local "que era nuestro lugar seguro, la casa de Dios". En septiembre de 2023, cuando la familia de Tony entró en la casa renovada, el cristiano tenía una enorme sonrisa en el rostro. "Mis hijas también estaban emocionadas, volverían a tener una habitación. En la casa en la que estábamos temporalmente, todos compartíamos el mismo cuarto". Tony trabaja en una barbería. Lo que gana no le alcanza ni para costear la comida diaria, y mucho menos para reconstruir su casa, así que la ayuda de las donaciones fue providencial.

Portadores de esperanza

 George, uno de los ingenieros y socio local contratado para ayudar a reconstruir las casas dañadas, nos contó que "tras más de 10 años de crisis en Siria, la economía estaba tan mal que casi nadie podía permitirse reparar su propia casa. El terremoto fue muy duro para los habitantes de Alepo. Las casas, el único lugar seguro que tenían, ya no eran seguras. Los hogares más queridos estaban dañados, llenos de grietas. Cuando la iglesia ayudó a reconstruir las casas, trajo esperanza al alma de las personas".

Reconstrucción de casas en Siria

El proceso de reconstrucción incluye repintar todas las casas. "Cuando las familias vuelven a ver la belleza de su hogar, eso les ayuda a quedarse [en Siria] y a continuar superando la dura vida a la que se enfrentan", afirma George. Esto nos recuerda la promesa del Señor Jesús de que un día todo será nuevo. Tal vez la restauración de las 2.000 casas de Alepo y Latakia sean presagios de esa promesa.  Un día todas las cosas serán renovadas por el Señor, que nunca ha abandonado a su pueblo en Siria, que estuvo con ellos durante la guerra, la crisis económica y ahora los terremotos.

Dios ha estado trabajando de una manera poderosa a través de sus hijos en varias partes del mundo, hasta el punto de unirlos para ser sus manos y pies en la prestación de socorro a las víctimas cristianas de los terremotos. El trabajo continúa. Muchas familias siguen en fila de espera para que sus casas sean restauradas y muchas otras esperan necesitadas de atención postraumática, pero la esperanza está reapareciendo. ¡Haz que la esperanza perdure!