Puertas Abiertas • 30 ene. 2021
Los niños cristianos se enfrentan a varios tipos de persecución y también se ven muy afectados por la persecución de sus padres
La Convención de los Derechos del Niño fue creada para proteger a los niños y garantizar el cumplimiento de sus derechos. Sin embargo, a pesar de sus diversos tratados, firmados en diferentes países alrededor del mundo, existen muchos niños en situaciones de vulnerabilidad. Cuando estos se encuentran inseridos en una minoría religiosa, como el cristianismo, enfrentan persecución. Por ello, el departamento de investigación de Puertas Abiertas realizó un estudio para entender cómo los pequeños seguidores de Jesús enfrentan la persecución.
¿Cuáles son las consecuencias de la persecución religiosa para los niños?
Los niños se ven afectados directa e indirectamente por la discriminación religiosa, el acoso y la intolerancia. Todo depende de si son niños o niñas y de dónde vivan. Esto tiene un grave impacto en toda su vida. Las investigaciones demuestran que los niños se ven afectados indirectamente por la opresión de sus padres y familiares. El encarcelamiento, la viudez, el divorcio forzoso y la denegación de la custodia de los hijos conducen a la separación de los niños de sus padres cristianos. Esto es traumático para ellos y también tiene efectos perjudiciales a largo plazo. La discriminación de las familias y comunidades cristianas también afecta al acceso de los niños a la atención sanitaria y a suministros básicos como alimentos y agua.
Restringir las actividades de las iglesias y de los padres cristianos conduce a la discriminación de los niños y les priva de aprender más sobre Jesús. Sin acceso al apoyo de la comunidad, los chicos y chicas cristianos pueden enfrentarse solos a las presiones de la intolerancia o el rechazo de la comunidad. Por ejemplo, en China, los niños menores de 18 años tienen prohibido asistir a los servicios religiosos o recibir cualquier tipo de educación religiosa.
Los niños cristianos también se enfrentan a la persecución en el contexto escolar. El acoso por los compañeros y profesores es habitual. En algunos contextos, se les niega el acceso a las escuelas y colegios. En los lugares más hostiles al cristianismo, los niños son examinados en la escuela en busca de cualquier indicio de afiliación religiosa aprobado por el Estado, como en Corea del Norte. En otros, se les obliga a participar en las enseñanzas y ritos de la religión mayoritaria. Por ejemplo, en Yemen el programa escolar está muy islamizado, y los niños pueden verse presionados para realizar las oraciones islámicas.
Cuando los adolescentes ejercen el derecho a identificarse como cristianos, también corren el riesgo de ser directamente acosados verbalmente por compañeros, profesores, miembros de la comunidad e incluso miembros de sus propias familias. En India, la creciente influencia del nacionalismo hindú extremista es uno de los principales motores de este acoso. Esto puede dar lugar a agresiones físicas y sexuales, estas últimas especialmente frecuentes en el caso de las niñas. Las niñas también corren un riesgo especial de ser secuestradas, normalmente para la trata de personas y el matrimonio forzado. Los niños suelen ser más vulnerables a otros tipos de violencia física.
¿Cuál es el impacto de la persecución infantil en el futuro de la Iglesia perseguida?
Registrar el nacimiento de un hijo es una acción habitual para los padres de todo el mundo. Sin embargo, para los padres cristianos, este acto puede estar cargado de dificultades. Pueden verse obligados a inscribir al niño en la religión mayoritaria. Esta es la discriminación que sufren en nombre de sus hijos, pero esos hijos se verán afectados durante toda su vida.
Por ejemplo, cuando una niña sufre violencia sexual a causa de su identidad cristiana, se produce el trauma inmediato de la violencia y la vergüenza asociada a ella en la familia. Además, el trauma también puede afectar a las posibilidades futuras de matrimonio y empleo. Los cristianos de todo el mundo se encuentran a menudo en ciclos de pobreza debido a las limitaciones en la educación y a la asociación de la vergüenza y el estigma.
Esto significa que las iglesias están compuestas por algunos de los miembros más vulnerables, aquellos cuya supervivencia y crecimiento en esta comunidad religiosa determinará en gran medida la longevidad de esa comunidad donde residen actualmente.
Cuando los niños son apartados de la iglesia mediante el secuestro, la separación familiar, el tráfico de personas, la conversión y el matrimonio forzoso, también se interrumpe la difusión del evangelio a los más pequeños, negando el derecho a crear la siguiente generación de cristianos para que se convierta en una comunidad de fe estable en el futuro.
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