AGRESIONES, MILAGROS Y SUEÑOS DE UNA CRISTIANA EN TÚNEZ

Esta es la historia de Maysam*, una cristiana de origen musulmán en Túnez. Cuando su familia descubrió su fe, pusieron a Maysam bajo arresto domiciliario y la detuvieron para que no asistiera a la universidad. "Te quedarás en casa, no tienes derecho de estudiar", dijeron mis padres. Mi hermana me golpeó, mi madre intentó romperme las gafas y me encerraron en la habitación de mis padres.”

Pero mientras dormía, encarcelada en su propia casa, recuerda haber escuchado la voz del Señor: "No pienses que estás sola, siempre estoy contigo.”

Ella encontró una manera de escapar, pero su familia finalmente la convenció de volver a casa una vez más. Cuando regresó, uno de sus hermanos le dijo: "Tienes que elegir: volver al  islam, confinada en casa, sin estudiar ni trabajar, y a la espera de un marido que te desposará con vergüenza. O, seguir siendo cristiana y sin un lugar en nuestra familia.”

Cuando Maysam dejó bien claro que no abandonaría su nueva fe, su familia comenzó a tratar de golpearla otra vez. "Él [el hermano de Maysam] vino a golpearme, pero su mano fue detenida a centímetros de mi cara. Intentó golpearme con su rodilla, pero su rodilla también se detuvo sin tocarme. Luego lo abracé y le dije que lo amaba y que siempre lo amaría.”

PERSECUCIÓN EN TÚNEZ

Túnez, el hogar de Maysam, es el número 30 en la Lista Mundial de la Persecución 2018. Aunque la constitución de Túnez actualmente respeta la libertad de religión y no está prohibida la conversión, cada tunecino se registra automáticamente como musulmán al nacer. No se ha concedido el registro a ninguna iglesia nueva desde 1956, y las autoridades tunecinas impiden que se importen libros cristianos en árabe.

Cada creyente de origen musulmán en Túnez tiene una historia de opresión, rechazo y persecución. Pero tus oraciones y apoyo están permitiendo a los socios de Puertas Abiertas proporcionar a los creyentes tunecinos capacitación, literatura cristiana, proyectos de desarrollo socioeconómico y apoyo de defensa a través de iglesias locales y socios.

Después de este ultimátum, Maysam huyó de su casa una vez más. "Estoy sola ahora. Mi madre me dijo por teléfono que ya no soy su hija. Pero desde entonces he encontrado una nueva familia espiritual en la iglesia. Dios nunca me ha abandonado.”

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