Perlas lanzadas al mar

China, 18 de junio de 1981, día en que 1 millón de Biblias fueron distribuidas a los cristianos perseguidos, en el periodo más complicado de la historia del país. Este acontecimiento se hizo conocido como el Proyecto Perla, nombre dado por un motivo muy especial que usted conocerá a través de esta lectura. El osado proyecto fue descrito por el editor de la revista Time, en Pekín, como una de las operaciones de contrabando más inesperadas y de grande éxito del siglo 20. Después de un desesperado pedido de la iglesia china, para que Biblias fuesen enviadas para los cristianos, la acción fue planificada. En los años anteriores a la entrega, Open Doors ya había distribuido miles de Biblias, pero la necesidad aún era muy grande.

El nombre dado al ‘contrabando de Biblias’ tiene conexión con la parábola de Jesús en Mateo 13, que relata que un negociante encontró una perla de gran valor y vendió todo lo que tenía para comprarla. La hazaña fue un éxito y millones de cristianos chinos pudieron finalmente abrazar una Biblia en sus brazos, gracias a la osadía y coraje de las personas que se empeñaron para lanzarlas al mar aquella noche. El cristiano chino Charlie* cuenta sobre los efectos del contrabando desde entonces. “En 1978 me convertí al cristianismo, cuando tenía apenas 20 años de edad. Nuestro líder era el único que tenía una Biblia, entonces copiábamos los versículos todos los domingos para poder estudiar en casa hasta la próxima reunión. Un día, conocimos algunos cristianos del sur del país, y ellos nos dieron una Biblia de presente, entonces repartimos ella entre los hermanos y cada un quedó con una parte”, recuerda él.

“Nuestra iglesia quedaba en un pequeño sótano, donde había un guardia, en la puerta de la frente. Existían en media 30 miembros, recuerdo que orábamos en voz baja, apretados en 6 o 7 metros cuadrados. Eran días difíciles, miles de Biblias habían sido quemadas y muchos pastores fueron presos durante la Revolución Cultural (1966-1976). Fue un periodo negro para la iglesia china, pero la Palabra continuaba brillando para nosotros a través de una simple señora apasionada por las Escrituras, que tenía cerca de 80 años. Un día, ella susurró para mí cuando estábamos en un mercado: ‘El pescador está rasgando Biblias para envolver los pescados. Hay que rescatarlas, ellas son valiosas para nosotros’. Inmediatamente, le hice una propuesta al pescador y él nos vendió 3 cajas de ellas, 90 en total. No fue barato, fue equivalente a 3 meses de trabajo arduo. Él se alegró mucho y nosotros también. Antes de irnos, él nos dijo que tenía más”, cuenta el cristiano.

Charlie recuerda que cada entrega era hecha del barco, durante la noche, con dos cajas de Biblias escondidas. Todos los hermanos ayudaban con el dinero y distribuíamos a los cristianos. El tiempo pasó y él ya era todo un hombre cuando descubrió de dónde venían todas aquellas ‘perlas’. “Yo descubrí que, después del Proyecto Perla, responsable por lanzar al mar 1 millón de Biblias, muchos pescadores hicieron una ‘pesca diferente’, pero ni todos ellos eran cristianos. Algunos las llevaron para el destino correcto, que era en las manos de alguien responsable para distribuirlas a los seguidores de Jesús, pero otros sin conocer la importancia de aquel libro, simplemente despreciaron la pesca”, explica Charlie, y finaliza: “La cuestión es que el Proyecto Perla impactó a la iglesia china, generando una ola de avivamiento en las cual podemos surfear hasta los días de hoy”.

*Nombre alterado por motivos de seguridad.