¿De dónde viene tanta violencia?

Aunque, constitucionalmente, Nigeria sea considerada en un estado secular, con libertad de expresión y de religión, eso hace parte apenas de una teoría, en la práctica es una nación que enfrenta uno de los niveles más altos de persecución a los cristianos, ocupando actualmente el 12º lugar en la Clasificación de la Persecución Religiosa. Hace casi 40 años y la élite gobernante del norte del país ha dado un tratamiento preferencia a los musulmanes, discriminando a las demás religiones.

Los cristianos componen cerca de 50% de la población nigeriana que es compuesta por 187 millones de habitantes. Desde 1999, la sharia (ley islámica) fue impuesta en 12 de los estados nordestinos, lo que abrió las puertas para el extremismo y el radicalismo religioso. El origen de la violencia se dio cuando el sultán del Sokoto, Muhammad Saad Abubakar, líder espiritual de los musulmanes nigerianos, conocido por sus visiones extremistas, hizo algunas declaraciones provocadoras, y en una de ellas motivó a los musulmanes a divulgar el islamismo de forma “agresiva”, desde entonces hubo ataques incesantes y como resultado miles de muertes, iglesias destruidas y muchos secuestros.

Una de las principales fuentes de violencia es el grupo radical islámico Boko Haram, además de los pastores musulmanes Fulani, campesinos y agricultores también conocidos como el ‘mayor pueblo nómade del mundo’. Se sabe que la violencia de estos grupos tiene como objetivo principal acabar con los seguidores de Jesús. Muchos ya perdieron sus casas, iglesias, familias, empleos y comercios; perdieron también el derecho a una vida digna, de expresar sus pensamientos y de confesar su religión. “Perdimos todo, menos la fe; creemos que Dios es el proveedor de todas las cosas y él va a restituir lo que fue arrancado de nosotros”, dijo un cristiano nigeriano perseguido que no puede ser identificado por motivos de seguridad.

En sus oraciones, interceda por ellos.