Puertas Abiertas • 25 sep. 2020
Cristianos recibieron asistencia con alimentos y artículos de higiene en Nepal.
Desde 2015, el 20 de septiembre se celebra el Día de la Constitución en Nepal. Aunque la legislación admite que el país es multiétnico, multilingüe y multirreligioso, existe una restricción en cuanto a la predicación del evangelio y las conversiones. Las personas que cometen tales actos están sujetas a penas, como la prisión. Durante la pandemia COVID-19, el pastor Keshav Acharya fue arrestado dos veces, acusado de difundir falsos rumores sobre el coronavirus.
Además, muchos cristianos nepalíes pidieron ayuda a Puertas Abiertas, ya que no tenían forma de alimentarse, y a causa del aislamiento social perdieron sus trabajos. Sin embargo, las necesidades de 900 familias cristianas fueron atendidas. "No teníamos apoyo. Mi familia se estaba quedando sin comida y yo luchaba por alimentar a mis hijos. Agradezco a este equipo que vino con amor, compasión, y llenó nuestra cocina con comida. Nos alentaron y oraron por nosotros", testimonio Geeta*, uno beneficiado.
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El socio local, Hiren*, compartió que en las zonas rurales del país, la gente es boicoteada socialmente cuando deciden seguir a Jesús. "No tienen acceso a las instalaciones públicas (como pozos de agua), se les niegan las oportunidades de trabajo y están aislados socialmente". Toda esta exclusión pone a nuestros hermanos y hermanas en situaciones de vulnerabilidad, que se han visto agravadas por el aislamiento social.
"Hemos sabido de muchos trabajadores cristianos pobres y marginados, hambrientos y con una necesidad desesperada de ayuda y asistencia. Investigamos, para encontrar gente necesitada, con las iglesias y nuestros socios locales. Muchos no habían recibido apoyo de ninguna fuente y carecían de alimentos y otros artículos básicos", explica.
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Los paquetes entregados a las familias necesitadas incluían arroz, lentejas, especias, aceite y artículos de higiene. Cada kit era suficiente para alimentar a una familia de cuatro personas durante un mes. "Fue realmente un desafío para nosotros, ya que algunas partes de la región fueron cerradas por la administración local debido a un aumento de los casos de COVID-19, y tuvimos que esperar unos días. Aunque corríamos el riesgo de contraer el virus, por la gracia de Dios y con el mejor equipo de protección, pudimos distribuir la ayuda humanitaria sin ningún problema", reconoce Hiren.
Las personas que recibieron la ayuda estaban agradecidas y pudieron ver el cuidado de Dios por ellos. "Testificaron que percibían el amor de Cristo muy claramente y también se animaron a buscar al Señor y a pasar un tiempo valioso con él", concluye el cristiano.
* Nombres alterados por seguridad.
Peticiones de oración
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